La importancia del movimiento asociativo para el
avance social de los discapacitados.
Lo que a continuación deseo exponer,
lo hago con el deseo de que el sector asociativo de la discapacidad en España tome conciencia, medite
y adopte unas actitudes mas positivas que contribuyan de verdad a la defensa de los derechos
de las personas a las que representa, para que sea posible mejorar nuestra calidad de vida y progreso social.
Ante todo, quiero resaltar mi admiración y respeto a aquellas asociaciones, federaciones, etc..,
que en múltiples lugares "escuchan a los afectados y sus familias" y trabajan con honestidad, nobleza y
verdadera eficiencia para mejorar los derechos y calidad de vida de las personas
con discapacidades y enfermedades a las que representan, por encima de cualquier otro interés.
Como persona con alto grado de discapacidad a consecuencia de una compleja enfermedad, deseo cuestionar
con un fin constructivo; la actitud de "pasividad y escaso interés" de una parte del conjunto asociativo
en un momento social tan difícil como el actual en el que como todos sabemos, "la peor parte nos la estamos llevando
los ciudadanos mas vulnerables". En los momentos actuales de crisis económica
y brutales recortes, los interminables problemas y barreras que padecemos las personas con discapacidad,
lejos de solucionarse permanecen estancados e incluso van en aumento.
A pesar de cuanto afirman algunos ámbitos sociales, institucionales, medios de comunicación,
e incluso algunos colectivos asociativos, intentando reflejar que gozamos de una excelente integración
social e igualdad, resulta que la realidad es que
en nuestro día a día sufrimos unas carencias muy severas y regresión en muchos aspectos como la dependencia, el empleo,
la movilidad, la accesibilidad, derechos para la igualdad, etc, etc...
Actitud ante los problemas de los afectados.
Como afectado por una gran discapacidad, me encuentro con muchísimas barreras en mi vida diaria y me gusta exponer
mis dificultades a los diversos colectivos que representan a las personas con discapacidad, a ser posible a "todos ellos".
Pero con frecuencia una mayoría no me responde absolutamente “nada”, ni tan siquiera un simple acuse de recibo.
Esta "mala actitud", lamentablemente e incomprensiblemente se ha acentuado aún mas en estos tiempos de crisis.
En cierta ocasión, expuse una problemática personal a un representante de una asociación, aportando
las necesarias pruebas que demostraban todo ello. Al principio recibí muy buenas palabras y su compromiso
para trabajar en solucionar el asunto, diciéndome que me informaría periódicamente sobre los pasos que desde la asociación
se iban a ir dando para solucionar todo ello.
Al cabo del año sin tener ninguna noticia, decidí escribirle para preguntar
si se había realizado algún avance o ¿que había pasado?, dado que en ese largo tiempo no tuve ningún
comunicado al respecto.
Me respondió que se habían realizado avances (sin darme detalle de como ni cuales), por lo que le expuse
que me hubiera resultado muy gratificante haber recibido información periódica de los avances que
se han ido dando, y que así me gustaría que hicieran en lo sucesivo.
Sin meditar lo mas mínimo, su respuesta inmediata fue:
¡Que el no tenía ninguna obligación de aportarme información alguna!
Al respecto le expuse que ello es una cuestión de simple educación, y que si esa ausencia de voluntad
por tenerme informado iba a ser así de contundente, prefería por mi parte que no utilizase mas
el material documental que le aporté con mi problemática personal.
A ello me respondió que con sumo gusto cumpliría mi petición,
despidiéndose de forma irónica y airada con la siguiente frase:
- ¡Que tenga Vd mucha suerte y solucione pronto su problema! -
Considero que este tipo de actitudes hacen honor a la "mala educación", a una "ausencia de compromiso y empatía",
a la "irrespetuosidad hacia el afectado y su problema". Y creo que van en contra del sentido y fundamento de toda asociación
u colectivo, de su eficacia y de su buen funcionamiento. Toda vez que es opuesto a los valores que deben de
regir en una sociedad plural y democrática.
Lamentablemente, numerosas asociaciones y colectivos continúan manteniendo una actitud de infravaloración hacia la opinión,
propuestas o sugerencias del afectado "como individuo", lo cual dificulta que pueda existir un dialogo y debate de todos,
y que se conozcan y anoten cuales son verdaderamente los problemas que mas nos preocupan y afectan, y en base a ello (y no a otros intereses)
adoptar medidas y decisiones acertadas y eficientes encaminadas a que verdaderamente podamos mejorar nuestra
situación social y derechos como individuos.
Las tendencias ideológicas.
Las tendencias político-ideológicas en los colectivos asociativos dedicados a la discapacidad,
son algo a mi juicio "poco favorable", puesto que en mi opinión, lo positivo es exponer
los problemas y necesidades que nos afectan, desde una absoluta neutralidad y honestidad.
Cuando existe una tendencia de este tipo en un colectivo, queda reflejada irremediablemente en mayor o menor medida
en los eventos sociales y actividades del mismo, en sus revistas y publicaciones centradas a menudo en rendir reconocimiento meritorio
a la buena labor
de unos, eludiendo mencionar la buena labor de los otros, o exponiendo las problemáticas latentes en determinados
momentos y silenciándolas en otros. Lo cual, además de hacer que algunas personas afectadas que piensan diferente
se sientan mal y otras vean silenciados sus problemas, no contribuye a la mejora de los derechos del colectivo.
Excelentes aunque pocas son aquellas asociaciones, federaciones.., que desde la total neutralidad e imparcialidad exponen
en todo momento de forma sincera y transparente las carencias y problemas que padecemos, valoran lo realizado a quien
lo ha hecho posible y contribuyen aportando ideas y voluntad "con todos" para la mejora de los problemas.
La falta de unión y discrepancias entre colectivos.
A consecuencia de las tendencias político-ideológicas de los colectivos asociativos (cuando es el caso),
surge un fenómeno muy desfavorable que dificulta la agrupación para trabajar conjuntamente y coordinadamente
en las cuestiones mas graves que afectan a todos los discapacitados. Aparecen notables discrepancias y recelos
entre unos colectivos y otros, e incluso en ocasiones dentro de los mismos, hasta el punto de trasmitir un pésimo ambiente
a los mismos afectados.
Semejante panorama no motiva demasiado a aquellos discapacitados que deseamos encontrar colectivos asociativos
"neutrales y eficientes" que nos representen y se centren exclusivamente en buscar soluciones a nuestros problemas "con eficacia, sinceridad y
de un modo totalmente neutral", en base al sentido común y a un sentido de justicia, dando cabida a todas las personas
afectadas "piensen como piensen" para “trabajar de un modo sincero” por exponer
nuestros problemas y elaborar ideas y proyectos mediante la participación de todos, para hacer posible
la mejora de las problemáticas y carencias que nos afectan.
No hay nada mas desalentador para un afectado con una discapacidad o enfermedad que encontrarse
con que la única asociación o colectivo que representa a su enfermedad o dificultad,
tiene una tendencia política determinada, en vez de ser imparcial.
Únicamente será posible aumentar la eficacia del sector asociativo y mejorar los problemas de las personas
con discapacidad, el día en el que "todos los colectivos en su conjunto" se den cuenta de que lo optimo es la “neutralidad ideológica",
pues ello contribuye a que “todas” las personas afectadas podamos sentirnos identificadas con unos objetivos comunes
que no han de ser otros que hallar solución a la muy amplia problemática que padecemos,
exponiéndola con total imparcialidad y de un modo honesto ante las diversas administraciones y gobiernos.
Mientras ello no sea así, los colectivos asociativos en su conjunto no serán capaces de trasmitir
con la suficiente fuerza y veracidad la realidad de los numerosos problemas que nos afectan a todos los discapacitados,
ni serán capaces de hallar el interés de un numero importante de personas con discapacidad que no se sienten
representadas y padecen descontento, apatía y desconfianza.
La triste realidad de las personas discapacitadas en pleno Siglo XXI es una notoria exclusión aún en muchos
campos sociales, una escasa economía, calidad de vida e igualdad de oportunidades, una ineficacia de múltiples programas y servicios dirigidos
al colectivo que se dibujan ante la sociedad como “excelencias”, pero que en realidad no lo son,
brotes en la sociedad de nuevos modos de exclusión y la reaparición de otros que ya parecían resueltos...
La ausencia de unión del conjunto asociativo y de unos principios comunes basados únicamente
en la defensa de los derechos de las personas discapacitadas por encima de otros intereses, son algunos de los problemas por los que los derechos, recursos y calidad de vida de las personas con discapacidad
no avanzan lo suficiente, y por los cuales en algunos aspectos padecemos una regresión,
volviendo a ser excluidos socialmente como lo fuimos por tradición en tiempos pasados.
Debe de reflexionarse y abrirse un amplio debate sobre esta cuestión
por parte de asociaciones, federaciones y afectados en su conjunto.
Enrique González Blanco.
Proyecto social pedagógico Abedul - 2012 -
(Actualizado en 2020).