Opinión de Proyecto social pedagógico Abedul.

Posibilidades laborales y prestaciones en las personas que
desde la infancia o juventud padecemos una compleja enfermedad física.
¿Capacidad o incapacidad laboral en estos casos?. Un dilema sin resolver.

Problemática y posibles soluciones.

Soy un afectado por Distrofia Muscular de 42 años de edad,(Grado III Nivel 1 de Dependencia). Delineante T.E de Edificación y Obras, sin empleo desde el agravamiento de mi enfermedad y perceptor de una pensión no contributiva de 520 euros/mes.

Mi enfermedad se manifestó inicialmente a la edad de 14 años. A los 22 años padecí un agravamiento que me generó en los años sucesivos una limitación progresiva de la movilidad para poder caminar, y a los 34 años derivó en la necesidad de una silla de ruedas.

Deseo exponer la problemática que nos afecta a las personas que desde nacimiento o juventud padecemos una compleja discapacidad derivada de enfermedad poco común sin tratamiento y que está relacionada con nuestras posibilidades laborales y las pensiones de subsistencia que existen para estos casos.

Consciente de que todo ello no es algo de fácil solución y que precisa de notables mejoras, deseo rogar a todos los grupos parlamentarios que conjuntamente puedan abordar el problema para darle un tratamiento adecuado a fin de que la situación personal de los afectados por estas situaciones pueda mejorar.

 
Reflexión sobre problema bajo mi experiencia personal
y posibles soluciones.

Personas que desde la infancia o juventud padecemos una compleja enfermedad sin tratamiento que causa grandes limitaciones físicas. ¿Capacidad o incapacidad laboral en estos casos?

Hay un factor del que dependemos las personas que padeciendo una compleja enfermedad sin tratamiento que causa grandes limitaciones físicas, tenemos la ilusión de trabajar y optar a una plaza dentro de los cupos reservados para personas con discapacidad que ofrecen tanto las administraciones como las empresas.

En estos casos, dada la complejidad de la enfermedad y sus secuelas, aún superando las pruebas teóricas, todo depende finalmente de la decisión que en última instancia efectúen los órganos responsables del proceso selectivo y los servicios médicos de empresa tras evaluar las limitaciones derivadas de la enfermedad, puesto que no somos personas de algún modo “sanas” y similares a aquellos que padecen una discapacidad no vinculada con enfermedad.

Algunas personas en nuestras situaciones, mantenemos la ilusión “hoy utópica” de encontrar un puesto de trabajo por una mera motivación personal para desarrollar nuestra formación, conocimientos y aptitudes, aunque lógicamente también por una necesidad económica dada nuestra muy precaria economía en una gran mayoría de casos.

Pero lograr esa meta no es fácil ni factible en todos los casos, puesto que en definitiva estamos hablando de “complejas enfermedades” que a menudo implican no solo grandes limitaciones físicas, sino también en muchos casos complejos tratamientos y sus efectos “no siempre compatibles con una actividad laboral”.

Las personas que desde nacimiento, infancia o juventud padecemos complejas enfermedades que implican severas limitaciones; a efectos laborales somos calificados de modo similar al resto de personas con discapacidades “no vinculadas a enfermedades”, por lo que “en teoría” somos aptos para ocupar una plaza dentro de los cupos reservados a personas con discapacidad.

Los tribunales médicos de la Seguridad Social por su parte no tienen posibilidad de evaluar nuestra capacidad laboral, ni reconocer ante los casos mas complejos de enfermedad una incapacidad laboral total y absoluta, dado que carecemos de las cotizaciones exigidas para ser beneficiarios de la única prestación económica “estable” que existe para estas situaciones, y a la que “hoy día” solo pueden tener acceso aquellas personas que les surge una enfermedad y/o gran limitación a una edad adulta, tras haber cotizado varios años ó estar en alta laboral en el momento en que se produce la incapacidad o enfermedad.

Esta diferencia plantea una gran laguna respecto a la capacidad o incapacidad laboral de quienes desde niños o jóvenes padecemos una compleja enfermedad que deriva en serias limitaciones.

Ello implica una gran desigualdad social, al dejarnos relegados de por vida a un tipo de prestación de escasa cuantía que se concede a las personas en riesgo de exclusión social (pensión no contributiva) y que a mi juicio no es lo mas apropiado para los afectados por estas complejas enfermedades.

Dicha pensión dadas sus características, depende cada año para su concesión de los ingresos de la unidad familiar con la que convive el enfermo/discapacitado, y que a menudo por tal causa incluso le es denegada (aun teniendo mayoría de edad y plena capacidad jurídica) para ser concedida a los familiares de la unidad familiar que lo sustentan en concepto de “discapacitado a cargo”.

Una situación que denigra e infravalora a la persona, relegándola a un estado similar a la minoría de edad y en definitiva a no sentirse un ser adulto, responsable y con capacidad de autogestión. En definitiva una situación que no ayuda a la persona a sentirse un ciudadano como los demás, sino un ser aislado, sin porvenir ni prosperidad y “económicamente” dependiente de familiares, convivientes, etc...

 
Dificultades para la búsqueda de empleo en estos casos:

Las personas que padecemos complejas enfermedades desde nacimiento, infancia o juventud que a pesar de nuestra situación insistimos con ilusión en la búsqueda de empleo; tenemos la sensación de que algunos responsables de procesos selectivos y asesores médicos de empresa, ante determinados casos opinan bajo un criterio profesional (probablemente lógico), que dada la complejidad de la enfermedad “no somos aptos” inclusive cuando se trata de plazas reservadas para el cupo de personas con discapacidad.

Y esto es así porque ante determinados casos complejos, aún no existe una metodología u sofisticada evaluación mediante la cual se determine con precisión el numero de horas de trabajo que puede realizar la persona respecto a su situación medica (limitaciones físicas, compatibilidad con su medicación…), así como tampoco respecto a la garantía de unos apoyos que son fundamentales en tales casos como pueda ser un transporte adaptado puerta a puerta para poder llegar cada día al puesto de trabajo con las debidas garantías que la enfermedad requiere.

Las comprometidas y atípicas situaciones que actualmente generamos los afectados por complejas enfermedades cuando nos presentamos a procesos selectivos de todo tipo para “intentar” optar a un puesto de trabajo (dentro de los cupos de personas con discapacidad) son bajo mi punto de vista “intuidas y evitadas” a menudo por los responsables de selección tan solo con leer los informes médicos del candidato o el certificado de minusvalía que hemos de presentar.

Tal vez para evitar llegar a esa contradicción que supondría el hecho de que un servicio médico de empresa emitiera un informe en el que bajo su punto de vista medico-laboral considere a una persona con una compleja enfermedad como “no capacitada” para desempeñar actividad laboral alguna (inclusive tratándose de plazas en el cupo de discapacidad), puesto que en estos casos hay una enfermedad compleja como origen.., mientras que contradictoriamente a efectos de búsqueda de empleo, oficialmente somos como cualquier persona con una discapacidad no vinculada a enfermedad y por tanto con “derecho a no ser excluidos”.

¡Compleja y contradictoria cuestión es esta!.

Desde mi experiencia padeciendo una enfermedad muscular progresiva, puedo afirmar que son muchas las ocasiones en las que me he presentado a procesos selectivos en empresas ordinarias, en cuyas entrevistas se me ha insinuado "indirectamente" que los servicios médicos de empresa "podrían" poner objeciones y nunca mas se me volvió a llamar.

Otras veces he sido excluido de esos procesos selectivos “de forma cortés” recibiendo múltiples argumentos tales como que la actividad a desarrollar no se adecua a mi tipo de limitación o incluso no existir la posibilidad de una jornada reducida en las plazas del cupo de personas con discapacidad que pudiera ajustarse a mis posibilidades.

En uno de los procesos selectivos a los que me he presentado, fui rechazado con el argumento de que en un test psicológico previo al proceso que se nos hizo a todos los candidatos, no cumplí con el perfil de los candidatos que se deseaba contratar. Todo ello previo a valorar meritos personales, académicos etc...

 
En cierta ocasión, un industrial al que acudí para solicitar empleo en su empresa me expuso en la entrevista:

- ¡Opino que usted en su situación no está capacitado para trabajar!, y en vez de insistir en ese empeño, debiera de solicitar una pensión de invalidez a la Seguridad Social !.

Tras lo cual nunca me llamó.

 

PROPUESTAS - POSIBLES SOLUCIONES:

Dada la compleja situación, creo que es necesario que las personas que padecemos un alto grado de discapacidad derivada de una compleja enfermedad surgida en la infancia o juventud, seamos evaluados por un tribunal medico de Sanidad ó de la Seguridad Social, el cual determine con exactitud nuestra capacidad laboral y las condiciones y apoyos necesarios que requerimos, puesto que en muchos de estos casos las posibilidades laborales son muy restringidas y en otros ni tan siquiera son posibles cuando la enfermedad conlleva graves secuelas y/o complejos tratamientos y medicación.

Así mismo, es muy favorable que ante las enfermedades surgidas en la infancia o juventud (personas que no tienen ocasión de cotizar) y para los casos mas complejos; se cree una prestación económica “estable” y “adecuada en su cuantía” por parte de Sanidad o de la Seguridad Social que permita al afectado contar en su edad adulta con unos recursos económicos suficientes que le permitan tener garantizada una adecuada calidad de vida con un grado de Igualdad y progreso social similar al de cualquier otro ciudadano.

 
Es una reflexión a partir de mi experiencia
como afectado por una enfermedad degenerativa.

 

Enrique González Blanco.
Proyecto social pedagógico Abedul. 2012. (Actualizado 2014).

 

Otros artículos de interés relacionados con esta problemática:

1 - Artículo opinión: Puestos de trabajo cualificados en los cupos reservados para discapacitados.

2 - Relato - historia personal.